Central y Newell´s jugarán por Copa Argentina en Buenos Aires y a puertas cerradas
Por Ariel Marini
Otra vez los hechos confirmaron que seguimos más cerca de la barbarie que de la civilización. Finalmente no se pudo organizar un partido de futbol en Rosario y el clásico se disputará en Buenos Aires y sin público.
Todos tuvieron parte de esa responsabilidad, dirigentes, funcionarios políticos jugaron su propio partido para sacar ventaja y los hinchas se quedaron con las manos vacías.
Hace rato que los directivos de los clubes en el país salvo excepciones, son más hinchas que dirigentes. Piensan más con el corazón que con la razón y así nos va. Sumado a que la política sigue metida de lleno en el fútbol con especulaciones y operetas, el cóctel fue mortal para que el clásico se pueda jugar en Rosario.
Primero el tema de la fecha. Que el 14 era el día establecido, que el 31 daba tiempo para organizarlo sin problemas. Los dirigentes se quedaron discutiendo la "chiquita" y se perdieron la gran fiesta para todos. Como si la ausencia de algún jugador podría cambiar radicalmente el flojo rendimiento de los equipos. Hay en los dos conjuntos planteles mediocres y esto se ve reflejado en el rendimiento dentro del campo de juego.
Como no hay otros objetivos superadores, el clásico adquiere una importancia descomunal. El que gane salvará el año. Esa es la única razón. Nada de pelear el campeonato, el intento de clasificar a alguna copa internacional o aspirar a conquistar la misma Copa argentina. La tentación es grande ganar un solo partido frente al clásico rival lo resuelve todo. Objetivos de máxima quedarán para otro momento. En este terreno habrá que esperar que alguna vez al hincha, el árbol no le tape el bosque y exiga otros logros
También hay un párrafo especial para la política. La tirantés entre el gobierno nacional y el provincial se notó en los preliminares. Cada cual atendía su juego y se miraban permanetemente con desconfianza. Cuando había cierta posibilidad de jugarlo en la ciudad de Santa Fe en cancha de Colón con las dos parcialidades, una concejala le solicitó al intentente de Cambiemos Jose Corral que el partido por cuestiones de seguridad no se dispute en esa ciudad. Rápidamente el cementerio de los elefantes quedó fuera de órbita.
A partir de allí que se juegue en Buenos Aires y a puertas cerradas tomó más cuerpo. Siempre fue una idea que no le disgustaba al gobierno nacional de acuerdo a las apreciaciones de la Ministra Patricia Bullrich tomando como bandera el tema de la seguridad. Se confirmó días más tarde cuando un durísimo comunicado de los organizadores de la Copa Argentina responsabilizó al Gobernador Miguel Lifschitz de no querer organizar el partido en Santa Fe. Fue un claro mensaje para hacerle pagar los costos políticos al mandatario socialista
Si bien la respuesta no se hizo esperar y se notó la maniobra desde Capital Fedral para desacreditar al gobernador, pareciera que desde el gobierno provincial faltó mas determinación desde el comienzo para que el clásico se jugará en Rosario con las dos hinchadas. Los medios porteños hicieron el resto. Lo presentaron como el fin del mundo, como una guerra sin retorno y a las pocos días se confirmó la cancha de Arsenal, sin público y a las 15, 30 hs. Un despropósito. Una verguenza para los hinchas. Pero el mal ya estaba hecho y muchos fueron los responsables.
Como siempre perdió el hincha, que tambíen tiene cierta responsabilidad a la hora de no contener cierta intolerancia en los tiempos que corren. Pero a no confundirse, los delincuentes que provocan desmanes están en otro lado y tienen otros intereses que no son precisamente futbolísticos.
Quienes vivimos la fiesta de un clásico de rosario con las dos hinchadas estamos convencidos que no hay otro igual. Por la pasión es incomparable. Una pena que por miserias e incompetencias ajenas se pierda un espectáculo fenomenal. Perdimos por goleada.