El niño falleció a los seis meses y el principal acusado es la pareja de la madre. La causa se investiga como un homicidio con alevosía.
La Fiscalía decidió imputar por "abandono de persona seguido de muerte agravado por el vínculo", a la mamá de un bebé de seis meses que el año pasado murió por un golpe en la cabeza. La causa se investiga como un homicidio con alevosía —que prevé la pena de prisión perpetua—, en el que el principal imputado es un joven de 23 años, preso desde el día del crimen, que tenía una relación sentimental con la mamá del bebé.
Ayer, la fiscal Georgina Pairola decidió, además, imputar a la chica al entender que el día del hecho "faltó a sus deberes de cuidado" como madre cuando se fue a bañar, porque en ese momento el bebé fue atacado. En la misma audiencia, el papá de la víctima se constituyó como querellante en la causa.
Mateo Agustín Amaya tenía seis meses. El domingo 23 de abril del año pasado, Franco L. (23), que tenía una relación con la mamá del bebé, lo llevó en moto hasta el Policlínico Eva Perón. El nene estaba inconsciente y tenía la cabeza hinchada. Fue derivado al Hospital Víctor J. Vilela, donde falleció.
La autopsia reveló que la causa de la muerte había sido un traumatismo encéfalocraneano grave. Por el hecho, fueron detenidos su mamá —Aldana M., que luego recuperó la libertad— y Franco L., quien que el 25 de abril siguiente fue imputado de homicidio simple.
Ese día, en una audiencia celebrada en los Tribunales provinciales, los fiscales Georgina Pairola y Adrián Spelta, expusieron la acusación. Relataron que el día del hecho Franco, Mateo y Aldana, estaban en pasaje Matacos 2030 de Granadero Baigorria. Allí, en una construcción al fondo del terreno, vivía Franco, que ahora lleva más de un año preso. En la casa de adelante vive su abuela.
Los fiscales dijeron que pasadas las 9, la mamá de Mateo se fue a bañar a la casa de adelante porque en la de atrás no había agua. Mientras estaba en la ducha escuchó que el bebé lloraba y que después de un rato dejó de hacerlo. Enseguida apareció Franco con Mateo en brazos y le dijo que el nene había dejado de respirar. El muchacho salió a la calle y se subió a la moto de un vecino que lo llevó hasta el hospital.
De acuerdo con los fiscales, en la habitación donde Franco había quedado con el bebé había sólo un colchón, por lo que la única forma de que terminara con un golpe en la cabeza era que lo hubiera azotado contra la pared, el suelo o el marco de la puerta. De hecho, luego el muchacho reconoció que, tal vez, mientras corría con el bebé en brazos, podría haberlo chocado por accidente. Los investigadores no creyeron esa versión y lo imputaron de homicidio simple.
En esa misma audiencia los fiscales desestimaron una imputación contra Aldana y describieron un contexto de violencia de género al que era sometida la joven por parte de Franco. Con ese mismo argumento, ayer la fiscal Georgina Pairola hizo un giro de 180 grados en su interpretación de lo ocurrido e imputó a la joven del delito de "abandono de persona con resultado muerte agravado por el vínculo".
"Ella fue a bañarse y dejó al bebé al cuidado de Franco L. a sabiendas de que ya lo había maltratado física y verbalmente", dijo la fiscal ayer frente al juez Hernán Postma en una audiencia que tenía como uno de los propósitos la ampliación de la imputativa contra Franco L. y Aldana M. Al muchacho le agravó la acusación al entender que el delito que había cometido era el de "homicidio simple agravado por alevosía", que prevé una pena de prisión perpetua.
Para Pairola, cuando se fue a bañar Aldana "omitió deberes a su cargo de cuidado del bebé por su carácter de progenitora". En definitiva, la fiscal entendió que si ella no hubiera dejado a su hijo con Franco L., no hubiera muerto. Por eso la imputó de un delito que prevé penas de entre 5 y 15 años de cárcel, con un agravante que podría suponer una pena un tercio más alta.
Para justificar el pedido, al que sumó el de la prisión domiciliaria, Pairola dijo que una autopsia practicada al bebé arrojó que tenía signos "inequívocos" de haber sufrido golpes en la cabeza un mes antes de la muerte. También dijo que los teléfonos de Franco y de Aldana habían sido peritados y que había mensajes en los que él se refería al bebé y a su mamá de manera agresiva.
Fuente La Capital